“Si es tu voluntad, tritura mis huesos y mis tuétanos por tu Vicario en la tierra, único Esposo de tu Esposa, por el cual te ruego te dignes escucharme: que este tu Vicario considere tu voluntad, la ame y la cumpla para que no perezcamos. Dale un corazón nuevo, que crezca continuamente en gracia, fuerte para levantar el pendón de la Santísima Cruz a fin de que los infieles puedan participar, como nosotros, del fruto de la pasión, la sangre de tu unigénito Hijo, Cordero Inmaculado”.
(Santa Catalina de Siena)