La Sonrisa Del Alma

 
mujer-sonriendo-plenaHay una variadísima cantidad de formas que expresan el amor que le tenemos al prójimo; sean hijos,  hermanos, esposos, madres, amigos, vecinos, etc… Y esta variedad de formas  tiene su origen en el amor, y ciertamente éste es ingenioso e inagotable. De su riqueza y fecundidad se nutren estas expresiones que se van manifestando armoniosamente en nuestra vida. Algunas se convierten en gestos, otras en palabras y sería imposible enumerarlas porque son tantas las formas, que resulta ilusorio imaginarlas. Ellas son las expresiones propias del amor que exceden a todo lenguaje, son expresión de la paz del corazón que destierran radicalmente el obrar violento. Nunca sacan  boleto de «ida y vuelta». Son gratuitas y sin ser exigidas ni reclamadas, nacen y se desarrollan lentamente en nuestro corazón. Ellas expresan nuestra interioridad, están más allá de los ocasionales momentos, son estables, sólidas y expresan a su manera  la obra de Dios en nosotros.

En mí se fue convirtiendo en una palabra; gracias, ella coronaba toda conversación, y nunca estaba destinada a enriquecerme personalmente pero lo realizaba, creaba un misterioso puente entre el emisor y su destino regalándome la posibilidad de participar en el corazón que albergaba  esa reverente expresión.

Al principio no percibí su eco, hasta que un día lo descubrí, para ese tiempo ya había alcanzado una autonomía propia, era como la expresión más profunda de gratitud que sentía frente al Creador y su Amor. Esta era su fuente secreta que la tornaba inagotable y que se expresaba con mil formas y colores. Mil formas de reconocer el amor y agradecerlo.

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